Llegó el día que temía desde que nació mi hijo, el día en el que él me dijese “papá, quiero jugar a fútbol”.
Para muchos padres de mi quinta esto sería un sueño hecho realidad. Me consta por familiares y amigos muy cercanos que hay padres que, desde que nace su hijo, les inculcan aquello de “tú serás futbolista”, poniéndoles una pelota bien cerca a todas horas, comprándoles camisetas de equipos de fútbol, haciéndoles ver partidos y adoctrinándolos para que acaben diciendo que son del mismo equipo de fútbol que ellos.
En mi caso nada más lejos de la realidad, aunque reconozco que a mi hijo de 5 años le compré dos camisetas, una del Barça y una del Atlético de Madrid, pero siempre diciéndole “mira, una camiseta de fútbol”, sin inculcarle nada. Porque si algo he querido evitar siempre es que llegase el día en el que él me dijese “papá, quiero jugar a fútbol”. Tipo raro yo, lo sé.
Pero ha llegado el día, mi hijo me ha dicho la temida frase y, obviamente, jugará a fútbol si ese es su deseo, de hecho, ya hace un par de semanas que va. Deseo que viene condicionado porque sus amiguitos del colegio juegan a fútbol y él quiere hacer lo mismo, porque apenas sabe en qué consiste ese “deporte”, en casa por lo menos no lo ha vivido, me he encargado de evitarlo. Pero es su deseo al fin y al cabo.
Conversaciones con mi mujer del estilo “ya, pero le irá bien hacer deporte, aprenderá valores como el juego en equipo, el compañerismo y otras cosas positivas” son las que me han hecho meditar, y mucho, sobre este tema. Y tras meditarlo fue cuando pensé “Marc, evita a toda costa que tu hijo quiera ser futbolista” si entendemos como “ser futbolista” el reflejo del fútbol profesional de nuestro país, el reflejo de futbolistas como Cristiano Ronaldo, Messi y demás jugadores.
El fútbol hoy en día no es ejemplo de cosas buenas o positivas. El fútbol es egoísmo, el fútbol son mentiras, el fútbol es un negocio donde normalmente ganan los que más dinero tienen, el fútbol es política. Seguramente sea un fiel reflejo de la vida misma, pero no quiero que mi hijo crezca con esos terribles valores.
¿Qué pensará si ve un partido de fútbol?
Si a mi hijo le pongo un partido de fútbol por la tele, lo que verá será cómo los jugadores intentan engañar constantemente al arbitro, simulando faltas o penaltis inexistentes.
Si a mi hijo le pongo un partido de fútbol por la tele, verá cómo un simple roce hace que un jugador se tire al suelo como si hubiese recibido una paliza del contrario.
Verá cómo los jugadores escupen constantemente al suelo, verá (si es un partido de cierta tensión) peleas en el campo entre jugadores, insultos o pérdidas de tiempo para ganar lo que no han sabido ganar jugando a eso, simplemente a fútbol.
Si es un partido entre un equipo grande y uno pequeño, mi hijo verá las diferencias tan abismales que existen entre los que más tienen y los que menos. ¿Mérito? Ninguno.
Si ve cómo celebra un gol Cristiano Ronaldo verá cómo el egoísmo está muy latente, señalándose el dorso con su nombre, donde el “Yo” es lo único que importa.
Si ve en el telediario cómo salen los jugadores después de entrenar verá cómo jóvenes que no saben ni hablar presumen de relojes, joyas y coches solamente al alcance de muy pocos.
¿Quiero que mi hijo aprenda todo eso? Bajo ningún concepto, mucho esfuerzo me está costando educarlo en los valores del esfuerzo, la sinceridad y la bondad. Pero él quiere jugar a fútbol.
Con un poco de suerte
Me queda el consuelo de saber que al nivel de las categorías inferiores se toma el fútbol como lo que debería ser, un simple deporte. Un juego donde aprenden que el esfuerzo puede tener recompensa, algo que sirve para estar en forma y una forma de distracción al salir de la escuela.
Aunque viendo cosas como estas no las tengo todas:
Batalla campal entre padres en un partido de infantiles en Alaró https://t.co/CY3QA9oxzN pic.twitter.com/ngAZqtvI5V
— Diario de Mallorca (@diariomallorca) 19 de marzo de 2017
Quiero pensar que ya no sucede como cuando yo, de pequeño, jugaba a baloncesto, donde la titularidad en los partidos dependía de si tu padre era de los que venían cada sábado a los partidos y tenía buena relación con el entrenador. Si no era así, como en mi caso (mi padre trabajaba los sábados y no podía venir a los partidos), estaba condenado a chupar banquillo, por más bueno que fuese, que lo era.
Ojalá le hubiera dado por querer tocar el piano, o por hacer otro deporte, como el tenis, atletismo o el ciclismo, donde he visto a ciclistas subirse a la bici tras sufrir una caída y, pierna ensangrentada, acabar la carrera con el sufrimiento reflejado en su rostro. Eso sí que son valores. Lo que vemos en la tele con los equipos de fútbol de primera división es un espectáculo lamentable, es la antítesis de lo que yo considero buena educación para un niño.
Así que, pequeño, si quieres jugar a fútbol, jugarás, pero no me pidas que te ponga partidos en la tele o que te lleve al campo, eso son cosas de mayores, mayores a los que nunca te has de parecer.
PD: y si ha de ser de algún equipo, que sea del Atlético de Madrid, que es lo más parecido a la vida misma.
Saludos,
Describes perfectamente mi caso, incluso en relación con el baloncesto. Animarte a que el camino del jugador de fútbol es duro y que habrá compañeros de clase que se creerán los lideres por meter goles y se encargarán de repartir y ordenar a los demás de manera que los que menos juegan se conviertan en necesarios solo para que ellos queden por encima justo antes de que empiecen a competir y vean que no valen mucho. Probablemente en unos años tras, pasar por un equipo que no pone más empeño que hacer caso a los padres más fanáticos y los “buenos”, desatienda a la cantera de los mediocres y poco a poco éstos se vayan desanimando. Ahí es donde hay que estar atento y no dejar de ofrecer alternativas y encontrar el deporte que se adapte a las habilidades de tu hijo.
Salud
¡Muchas gracias por tu comentario!
Hola Marc.
Por twitter se me quedaba muy corto el espacio para comentar tu artículo.
Soy padre de un niño que juega a fútbol desde los 4 años, este año cumplirá 9 y está jugando en la categoría benjamín de primer año.
Entiendo tus miedos y entiendo tu rechazo a lo que el fútbol lleva detrás, yo mismo tengo esos miedos, y muchas veces me planteo si no sería mejor no dejarle participar. Pero es tan feliz jugando, los niños no viven el fútbol como lo viven los mayores, ellos si divierten, se abren, crean comunidad con otros niños, hacen amigos y realmente a esas edades fomenta muchos valores. Entonces por que tengo miedo, tengo miedo de todo lo que hay detrás, de esas situaciones como las del vídeo donde una pandilla de descerebrados sin valores empiezan una batalla por una falta. Tengo miedo de que mi hijo pueda presenciar una situación como esta o que de rebote se vea involucrado.
Entonces cuál es el problema? Los padres y en menos medida entrenadores que no entienden los valores reales de este deporte sobretodo a edad tan temprana.
Como Padre intento ir a todos los partidos que puedo, en esos partidos he visto de todo, por suerte de momento nunca he vivido algo como lo del vídeo de Alaró (campo en el que he estado muchas veces), padres que hacen de entrenador sin ver el daño que le hacen a su hijo ya que está más pendiente de agradar a su padre que de seguir las directrices del entrenador, padres que animan a sus hijos a hacer entradas fuertes al contrario para que vean quien manda, padres que insultan al arbitro por no estar de acuerdo con sus decisiones (entiendo la protesta hasta cierto punto, pero no el insulto y el encaramiento cercano a la locura), niños llorando porque han expulsado a su padre del terreno de juego por insultar al arbitro, padres que se encaran con otros padres por una falta, por una entrada más dura de lo habitual que por otra parte suelen darse al ser un deporte de contacto, también padres que se encaran porque uno le recrimina al otro que los valores que le está inculcando a su hijo de ir a hacer daño si hace falta no son los valores adecuados.
En esas discusiones suelen estar involucrados personas de todo tipo, personas de baja y alta cultura pero que tienen algo en común, son unos frustrados de la vida por uno u otro motivo y sacan toda su ira en el campo de fútbol. Personas que no entienden que sus hijos disfrutan del fútbol como un juego, no como una competición (que también), los niños a los 10 minutos ya no recuerdan si han ganado o perdido i siguen con sus cosas. Los mayores están semanas dándole vueltas a la oportunidad que se perdió en ese partido de ponerse en los puesto de cabeza o de pasar al rival X.
Llegado a este punto, por desgracia esto no es sólo cosa del fútbol. En la educación escolar, en el trabajo los padres y los empresarios fomentan lo mismo.
Los profesores intentan repartir igualdad, pero cuantos padres y madres no están más pendientes de las notas de los otros niños que de la de los suyos como si fuera una competición por quien tiene mejores notas? Muchos! En el mercado laboral en muchos casos ocurre más de lo mismo.
En general estamos educando a nuestros hijos en unos valores de “competición”, no es mi caso, o intento que no sea así pero la misma sociedad te lleva por ese camino.
Muchos padres crees que sus hijos son Mesi o Ronaldo y se frustran cuando ven que no lo van a ser, que ni siquiera podrán dedicarse al fútbol profesional, porque seamos sinceros jugadores de esa talla o incluso inferiores lo serán 1 de cada 100? 200? 300? 1000?
Pero no por todo eso tienes que dejar que el niño pruebe a jugar a fútbol, muchos niños empiezan y lo dejan al darse cuenta que no es lo que ellos esperaban.
El fútbol igual que cualquier otro deporte requiere mucho sacrificio, disciplina, por eso muchos niños al principio como lo ven como algo divertido siguen jugando pero a cierta edad se dan cuenta del sacrificio que supone y de todo lo que lo rodea y muchos terminan abandonando o puede pasar lo contrario y que realmente sea su vocación y le ganen más los pros que las contras.
Mi consejo, disfruta de tu hijo jugando, piensa que el es feliz, que pese a todo aprenderá unos valores y hará deporte, pero intenta aislarte de toda la toxicidad que lo rodea.
Mi hijo es feliz jugando a fútbol y empieza a ver todo lo malo que también lleva consigo, yo sigo inculcándole los valores de bondad, sinceridad, honradez y bondad. Si alguna vez me comenta alguna jugada de algún partido de primera división donde el futbolista hace cuento sin tocarle, o intenta el arte del engaño, le hago ver que eso no es fútbol. Y te aseguro que a esas edades los entrenadores casi ninguno enseña a los niños con esas directrices y si fuera así el no entrenaría con ese entrenador.
Lo cierto es que me dejo muchas cosas en el tintero, demasiadas, pero tampoco quiero aburrirte.
Un saludo.
Hola,
Yo también soy un padre que tiene a su hijo desde los cinco años jugando al fútbol, ahora en primer año de juveniles, y coincido en casi todo lo que se ha comentado aquí, pero me gustaría hacer hincapié en que para mí el mayor problema se produce en las gradas por parte de una cantidad bastante pequeña de padres (exaltados, frustrados o lo que sea que les pase) que arrastran a la gran mayoría del resto, agravándose la situación conforme vas subiendo de categoría..
Desde hace unos años, apenas veo el primer indicio de violencia verbal en la grada, sea de nuestro equipo o del contrincante, me alejo todo lo posible del lugar.
Mi hijo me comenta como esta perdiendo la ilusión de jugar por como perciben lo que pasa en las gradas y está considerando dejarlo para el año que viene.